sábado, 26 de diciembre de 2009

Ocho.

Me he levantado envuelta en sudor, nerviosa. Llevo ocho noches soñando contigo. Toda la puta noche. Eres ya una pesadilla.
El sueño: una cama de noventa, tu, yo. Y me acaricias el pelo, despacito. Y me hablas al oído, para que sólo tu y yo nos enteremos de lo que dices. Nos reímos, como no. Contigo siempre me rió. Es todo muy real. No es uno de estos sueños en los que todo esta blanquecino o de aquellos en los que todo parece una foto antigua, revelada en sepia. No, no. Estaba todo en su justo tono: jodidamente real.
Esto no puede seguir así. Estoy segura de que tu no sueñas conmigo. Si ni siquiera te preocupo cuando estas despierto...
En resumen: todo fatal. Ayer Navidad, ocho noches de insomnio contigo y los pies muy, muy, muy fríos. Como siempre, jodidamente fríos.

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