miércoles, 16 de diciembre de 2009

Esta mañana granizaba en Madrid. El tiempo se ha puesto de acuerdo conmigo: debe ser que los dos nos sentimos igual. El granizo no es tan triste como la lluvia pero destroza. Destroza lo que encuentra a su paso. Y luego, cuando para de granizar y piensas que todo ha terminado, el suelo resbala. Mi vida, ahora, también resbala.

Hace dos días nevaba. Supongo que aquello era un aviso. Y ahora todo está destrozado. Quizás mañana, cuando me vaya por fin de aquí y vuelva a mi casa, con mi familia, con mis amigos, mi cama y mis libros, con mis cosas... Quizás mañana haga sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario